Reseña por: Amarilis Cintrón López – Historiadora
La actuación permite que el intérprete de un personaje conecte con la gente por lo que propone en la interpretación. Hay profesionales de la actuación que, a través de sus personificaciones, logran calar profundo en la gente, al punto que algunos de sus personajes cobran vida propia entre los seguidores. Es decir, se reconoce quién es su interprete, pero ante la mirada de los espectadores, el personaje pareciera ser un ente aparte a quién lo interpreta.
Pateco, de quién sus seguidores conocen que Juana es el nombre de su mujer, es un sepulturero, alambiquero y trovador que canta décimas espinelas con gran sentido del humor. Ese es el personaje al que el actor Teófilo Torres le da vida llevando sus mensajes de crítica social a través de la actuación músico-teatral. Esa construcción de un personaje que el público reconozca y que valide su ejecución más allá de una temporada en que sube una puesta en escena, también es otro elemento para destacar. Por las redes hay registros de cómo desde junio del año 2015, Pateco ha participado en los escenarios puertorriqueños, como lo fue su presentación en el concierto Viento de Agua en el Tapia, aunque en una entrevista del 2017 que realizó su interprete con Edgar Torres para la FNCP, mencionó que ya llevaba un lustro personificando a Pateco.
En el caso del personaje Pateco, Teófilo Torres logra que cuando el público ve una imagen sea con el tabaco, su vestimenta y sombrero, cargando su pala desgastada o con la botella de pitorro en el saco de tela, automáticamente se pueda vincular con la caracterización que ha ido consolidándose en el colectivo puertorriqueño. Inclusive, hasta algunos de sus objetos son reconocidos por el pueblo puertorriqueño, menos por la Policía de Puerto Rico, que como recordarán, en una de las manifestaciones cuando “apagaban la Constitución”, la pala de Pateco fue incautada como evidencia por el Estado represor, cuya historia está en la décima “Me robaron la pala” en el Saco del toma y dame.
Sin embargo, Teófilo Torres ha logrado una gran hazaña a través de su personificación de Pateco: publicar un libro que contiene las décimas que canta en sus espectáculos o que comparte asiduamente en las redes sociales sobre el acontecer diario puertorriqueño. La petición del público de tener sus creativas décimas publicadas se hizo realidad cuando el destino se encargó de hacerlo coincidir por el barrio virtual de Facebook con Maritza Rodríguez-Marrero, quién durante un periodo de doce meses, trabajó en la edición del texto y le ayudó en el proceso de recopilar las décimas que, por varios años, han sido publicadas casi a diario o cuando algún evento de los acaecidos en el archipiélago provocaba que Pateco expresara su sentir. La editora se entregó tanto en su trabajo que, para entender el personaje y la obra, realizó un análisis que incluyó en la sección final Notas, que le permite al lector comprender mejor el trabajo del autor, más allá de la introducción al texto que ofrece en el Prólogo.
Décimas por sacos recoge esas décimas escritas por Teófilo Torres a nombre del personaje de Pateco. Por la variedad temática que compone ese conglomerado de décimas, las clasificaron hasta quedar divididas en 14 sacos (capítulos), que organizan las críticas sociales y la manera elocuente con que manifiesta el acontecer diario de Puerto Rico. Podríamos decir que cada décima recoge parte de esa historia contemporánea de casi una década, en que el humor y la sátira se hacen presente para poner a reflexionar a la audiencia/lectores de Pateco. Cuando uno se da a la tarea de leer las décimas, se percata que nuestra historia o las preocupaciones sociales que rondan en Teófilo Torres están expuestas son un gran sentido del humor. Hay algunas dedicadas a personajes de la política, a la patria, a amistades, al propio Teófilo Torres en sus cumpleaños, a personajes históricos nacionales y de la literatura universal, a la luna utilizando de pie forzado una canción de Silvio Rodríguez y muchas otras, son como una revista de nuestros días con el pasar de los años.
La estiba es como tituló el índice que contiene la Dedicatoria, el Prólogo, los Agradecimientos en los que se incluyen los nombres de las personas que apoyaron la publicación y los títulos de los catorce (14) Sacos que poseen, individualmente, una introducción interesante que explica el origen temático de cada saco. Las Notas al final del texto de autoría de la editora y prologuista Maritza Rodríguez-Marrero complementan el texto con el estudio que desarrolló en el proceso de analizar las décimas y ayudar al autor a darle forma al texto Décimas por sacos: Pateco, el Walking Dead de la Trova.
El jueves, 5 de diciembre de 2024, la octava localidad para la gira de presentación del libro Décimas por sacos; Pateco, el Walking Dead de la Trova fue el vestíbulo de la sala de Festivales Antonio Paoli en el Centro de Bellas Artes de Santurce. La tarima estaba bordeaba por sacos que llevaban impresos los títulos de los capítulos. Todo el libreto, estuvo organizado muy al estilo artístico de Teófilo Torres personificando a Pateco o de Pateco dándole vida a la imaginación de Teófilo Torres; que parece lo mismo, pero hay su trasunto en el juego de palabras y en lo que significan uno para el otro. Al sonido de unas décimas con el trío de músicos que le acompañó durante la noche, inició lo que fue un despliegue teatral para presentar el primer libro del actor, dramaturgo, productor teatral, decimista y trovador Teófilo Torres.
Participación de Rapidina Velozubis
Como parte de la dinámica presentación, la editora, actriz y experta en refinamiento personal Lenis Oropeza interpretó el personaje de Rapidina Velozubis; una comunicadora y asesora de imagen, oriunda de Málaga, España, radicada en Puerto Rico que con su marcado acento español fue la encargada de presentar de manera muy amena a Pateco. Rapidina Velozubis conectó su procedencia provincial con una visita que realizó a ciudad de Serranía de Ronda de donde era oriundo Vicente Gómez Martínez Espinel, conocido como Vicente Espinel, el sacerdote, escritor, músico y poeta que transformó la estructura poética que conocemos como las décimas espinelas en su honor. La obra Diversas rimas publicada en 1591, dio paso a seguir un modelo que los países Hispanoamericanos heredaron y han puesto en practica como parte de la cultura popular.
Rapidina reveló cómo la espinela se fue propagando por el mundo y en un intento de entrevistar a Pateco para conocer los temas que aborda en sus décimas, aludiendo a su nombre y apellido, hablaba tan rápido y veloz que no le daba espacio a Pateco para responder, mientras ella misma respondía las preguntas. Los presentes disfrutaron el contenido informativo que ofreció su personaje, cómo resaltó el equipo de trabajo de Pateco compuesto por su editora Maritza Rodríguez-Marrero y las fotografías de Carlos Brignoni-Joy integradas en el texto. Al Rapidina despedirse del escenario, Pateco fue develando los pertrechos y los demás artículos que cargaba en su saco- que iría incorporando en su presentación.
Pateco trovando las “Décimas por sacos”.
Pateco entre trovas y su vacilón
Con el vocabulario “acampesinado” que le distingue, presentó cómo se está diversificando con la producción de tabacos con su marca Pateco, curados con ron caña, que se encontraban a la venta. En un momento jocoso, vaciló con el silencio que esperaba de parte del publico e instó a que dejaran el celular y hablaran en pantomimas, como muestra de respeto a la presentación. La primera décima espinela que compartió con el público “Mi trova es inofensiva” es también la primera que abre el libro en el Saco de las Musarañas, capítulo en que da una cátedra de las funciones de las palabras y de cómo se construyen las décimas en 4×4, cuatro pie forzados y cuatro estrofas, mientras Pateco se va un poco exagerado, al irse en 4-40 y critica a los decimistas que no se atreven pasar de cuatro estrofas. En ese punto, resalta que esa fórmula de las cuatro estrofas no es de Espinel, sino que fue un invento de los distribuidores de discos por el espacio que tenían para grabar.
En esa parte, es preciso ver el dominio del vocabulario de Teófilo Torres al construir las décimas espinelas de variadas extensiones en la cantidad de estrofas. A lo largo del libro, las podremos encontrar desde 1 estrofa hasta la más extensa de 16. En su vacilón con el tema escatológico, cantó la décima “Porqué la mierda apesta”, la primera en el Saco de la ira de Dios. Entre algunos versos, también integró chistes cortos como parte de su acto.
En un ritmo del seis de Comerío, provocó múltiples risas cuando cantó el vacilón contenido en sus rimas en la espinela titulada “(J)oda al culo” localizada en el Saco de las (J)odas. Aunque la décima publicada tiene un orden en las estrofas, Pateco optó por cantarlas en uno distinto. Eso sí, provocó niveles de risas y aplausos con sus ocurrencias.
Del Saco del Filosofeo compartió la décima ”El encendido navideño” y luego pasó a la espinela “Me fui de fondillo”. Pateco expresó que pasa “de la tristeza y de la angustia existencial a la jodedera” con gran facilidad, momento en que fue cuestionado que no había dicho nada de los políticos. Su respuesta fue interesante al afirmar que les había “dicho de todo y ganaron”. En su capacidad de improvisar, recordó que en ese proceso del media tour se encontró con un personaje en un canal de televisión que mantiene muy contento a los dueños por los auspicios que tal parece que le ofrece, pero tuvo que guardar el pitorro porque es reconocido por su práctica de empinar el codo. De esas reflexiones espontáneas, dejó claro que “aquí hay que hacer una limpieza bien grande y yo quisiera saber, si hubiera ganado Juan Dalmau…,no lo iban a dejar ganar…, nosotros tan ingenuos…, Albizu Campos tenía razón, me voy pal…” fueron las últimas expresiones antes de salir de escena para dar paso al decimista Juan Camacho, quién tenía a cargo realizar la presentación formal del libro de décimas.
Presentación de Juan Camacho y conversatorio espontáneo
La presentación del libro estuvo a cargo del reconocido decimista puertorriqueño Juan Camacho quien abordó en su exposición detalles interesantes de la organización del libro y de las cualidades que resaltan del personaje de Pateco. A la misma vez que resaltó la valiosa aportación cultural que realiza Teófilo Torres al cultivar la décima espinela “con tanto dominio, diversidad y creatividad”, expresó que todo boricua debería leerlo. De los 14 sacos, seleccionó tres para desarrollar su análisis. Inició resaltando que en el Saco de las musarañas que abre el libro con “Mi trova es inofensiva” dejó claro que con su manejo del lenguaje procura que nadie se sienta ofendido.
La exposición del Saco de la Duermevela es una joya en la cual compartió su análisis en relación a la virtuosidad de Teófilo en la creación de décimas espinelas. El decimista Camacho expresó que “el saco número dos es una exquisitez. Ahí se demuestra el calibre del poeta-decimista. Escribe 10 décimas 44, inspiradas en un poema del cantautor cubano Silvio Rodríguez. Una décima convencional, se compone de 4 estrofas de 10 versos que suman 40 versos; la llamamos 44 cuando se añade una cuarteta como epígrafe, en la que el autor utiliza cada verso de la cuarteta como pie forzado para cada una de las cuatro estrofas. La suma de los cuarenta versos, más la cuarteta es igual a 44. Por eso, se llama: decima 44. Entonces, en el caso de este saco, creativo por de más, sería una décima 440. ¡Ay que joderse!; 440 versos. Tanto la selección del poema base, como el contenido coherente de cada verso, desde el verso uno hasta el 400, es genial. Esta décima abre caminos nuevos, rompe paradigmas, y coloca al autor, me atrevo a decirlo, más poeta que decimista.”
Juan Camacho siguió su presentación para hablar de las espinelas en prosa en el saco número 3. Su reacción, parecía un poema en prosa, cuando dejó claro que para los decimistas tradicionales su escritura provocadora no debería causar enfados, más bien, “deben dar vivas a la espinela, a su larga vida, y a un autor que la práctica con tanto dominio y creatividad.”
Un aspecto que merece citar de su análisis como decimista está en la parte de su alocución cuando dice “La única diferencia que pudiera tener un decimista tradicional con ese saco, es que los versos no están escritos en columnas de diez líneas, pero por lo demás, la prosa es espinela y de alta calidad. Yo, como decimista, infiero que el autor primero escribió la décima en espinela y luego las convirtió en prosa. Dice la prologuista, de forma muy atinada, que Pateco conserva a la perfección la estructura de la espinela tradicional, aunque este saco rompa la apariencia.”
Si algo quedó muy claro en la presentación y análisis que le hizo el decimista Juan Camacho es que “Teófilo es un excelente poeta-decimista/decimista-poeta”, aún en el vacilón que le destaca “demuestra sensibilidad” y continuó describiéndole por la capacidad de expresar y comentar sin perder la coherencia del contenido.
Al finalizar la presentación, Teófilo Torres dirigió unas palabras al público y surgió un espontáneo conversatorio entre los presentes que fue otro gran momento de la noche. La editora Maritza Rodríguez-Marrero y el director del CBA de Santurce, Jetppeht Pérez de Corcho Morgado también tuvieron elogios para el autor y el bien cuidado texto que convocó la reunión de la noche en el vestíbulo de la sala de Festivales Antonio Paoli del Luis A. Ferré.
Es importante destacar que aquel capaz de poner en práctica el buen sentido del humor, tiene el alcance de llevar un mensaje profundo a través de una manera que no genera animosidad, sino que provoca reflexiones y hasta risas por el contenido de lo expuesto. Esa es otra manera de ver al personaje de Pateco y el legado que deja su creador y compositor decimista-trovador Teófilo Torres con las presentaciones en las que resalta la historia social-musical-teatral.
Para ser poeta o decimista hay que tener talento, también dominio del lenguaje para saber jugar con las rimas usando los 27 signos en combinaciones de palabras que tengan sentido. Si provocan risas y estimulan la reflexión hay ganancias para su creador. Sea Teófilo a través de Pateco o el espíritu de Pateco apoderado de Teófilo, hay que reconocer que en su vacilón con los signos alfabéticos evidencia el dominio en el uso de las palabras. ¡Enhorabuena para Pateco y para su creador, el gran Teófilo Torres! Gracias por entregarle al público sus Décimas por sacos.
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