Por: Amarilis Cintrón López – Historiadora
La puesta en escena de Morir de noche, escrita y dirigida por el dramaturgo Roberto Ramos-Perea es intensa y provocadora al pensamiento. Después de ver los dos actos, de casi una hora de duración cada uno, se entiende porque la pieza fue seleccionada entre las cinco finalistas del Premio Tirso de Molina de 1992 que evaluó sobre 300 dramaturgos Iberoamericanos y en el que Ramos Perea logró el primer lugar con la obra Miénteme más.
La reciente presentación de Morir de noche está dedicada a la viequense Esther Mari, como un homenaje póstumo a esa gran actriz de las tablas y de la televisión puertorriqueña que trascendió 14 días después de cumplir sus 80 años en 2010. La primera puesta en escena de Morir de noche fue producida por Teatro El Ángel, compañía teatral de Esther Mari y su hija Angela Mari, quién protagonizó la pieza en 1996. Unos 28 años después, su nieto Ugoh, protagoniza la obra en el Teatro Victoria Espinosa en Santurce, quién además de haber heredado el talento actoral que corre entre su familia inmediata, también creó la música original para la actual presentación.
Las historias entrelazadas en Morir de noche llevan al espectador a experimentar un cúmulo de emociones. El diálogo constante entre el joven artista puertorriqueño llamado Vincent Van Gogh, de 26 años, representado por Ugoh, con su maestro y escritor Émile Zolá, de 43 años, representado por Israel Solla Rivera, le permiten al espectador vivirse la travesía de sentimientos que transforma sus vidas. A su vez, resulta interesante las interlocuciones que realizan entre ellos, mientras se desarrollan las escenas con las demás integrantes del elenco.
Para algunos, podría ser el texto que narra vivencias a analizar desde el aspecto psicológico y los desvaríos que sufre un paciente con inestabilidad mental. Sin embargo, el texto va más allá, en ese entramado de situaciones, interpretadas por sus protagonistas. Morir de noche está basada en hechos reales que, como nos advierte su dramaturgo, hubo una amistad detenida “por la muerte temprana y voluntaria” de uno de los más importantes artistas de pintura del área oeste de la Isla. La manera de honrar la amistad que le unió al artista plástico y de tratar un tema tan delicado como lo es el suicidio son una muestra de cómo el teatro nos permite adentrarnos en las vidas y en los sentimientos que experimentan los seres humanos en la sociedad.
El chantaje emocional que lleva a un ser humano a permanecer en un hogar sin amor, lo sagrado de la moral, los viacrucis que experimenta un artista a la hora de crear, la trilogía: el matrimonio, el amor y la paternidad, la dualidad: maestro-estudiante en la amistad, el aborto como mecanismo pasa preservar la libertad, la ausencia de dignidad en una esposa castrante y chantajista que opta por vivir de las apariencias cargando un apellido para mostrar a la gente, la paternidad presente, la soledad estando acompañado, la angustia existencial, la prostitución, la salud mental vs los tratamientos psiquiátricos, la coexistencia en la sociedad y la amistad son algunas de las temáticas que se entrelazan con el tema del suicidio que aborda la pieza teatral. Morir de Noche es una obra bastante compleja, pero también posee escenas que suavizan lo delicado de la trama con el humor que fueron escritos algunos de sus parlamentos que provocan la risa inteligente en el espectador.
Como un gran acierto para llevar la secuencia de escenas, está el factor de la iluminación diseñada por Héctor Negrón y Andrea Almodóvar. En algunos casos otorgaba dramatismo, en otros enfocaba los protagonistas de las interlocuciones, mientras los demás personajes permanecían en escena en un segundo plano. En otros momentos, el diseño de luces permitió darle la sensualidad que ameritaban las escenas entre Van Gogh (interpretado por Ugoh) y Naná/Sien (interpretadas por la destacada actriz Mariana Quiles-Fabián y la sensual, inesperada e irreverente escena de La Virgen María (interpretada por Anahí Rodríguez).
Uno de los momentos impactantes al espectador que contextualiza el uso del amarillo en las pinturas de Van Gogh, el neerlandés y los efectos de luces recreados en la escena cuando el Vicent Van Gogh boricua se cuestiona el proceso de creación. Dramáticamente, el escenario se ilumina en amarillo, mientras va destacando en sus parlamentos cómo todo le brotaba el amarillo y aludió a esos elementos en las piezas de arte que resaltan del artista neerlandés como los girasoles y los campos de Arlés en que predominó el color del sol en muchas de sus pinturas. Otro detalle interesante de la puesta en escena calendarizada en dos fines de semana de septiembre (6-8 y 13-15) es que coincide con el septiembre amarillo, dedicado a concienciar sobre la prevención del suicidio.
El día 10 de septiembre se reconoce internacionalmente como el Día Mundial para la Prevención del Suicidio y el amarillo es el color utilizado para crear conciencia. Irónicamente, la selección del amarillo no guarda relación con Van Gogh, sino que está vinculado al Mustang amarillo del 1968 que había restaurado el joven de Westminster, Colorado, Mike Emme, quién se suicidó en 1994, a sus 17 años. Contrario a lo conocido de Van Gogh el pintor y de lo observado en el personaje boricua, a Mike Emme se le veía feliz, disfrutó el proceso de renovar el vehículo, hasta que un 8 de septiembre le dejó saber a seis de sus amigos que se sentía humillado por la ruptura amorosa de su novia de verano y a un cuarto para la media noche, dejó una nota suicida dirigida a sus padres, cuyo mensaje final decía que los amaba y pidiéndole que no se culparan. El día de su funeral, sus compañeros y amigos de la escuela llevaron una canasta con 500 lazos amarillos y unas tarjetas, cuyo mensaje invitaba a buscar ayuda y evitar que se suicidaran: “If you need help, don’t be afraid to ask for it. Reach out for the help you need». A partir de ese momento de 1994, en efecto dominó, sus padres iniciaron una campaña para prevenir el suicidio juvenil, enviaron lazos amarillos con sus tarjetas a diferentes estados de la nación estadounidense e inicialmente, a 20 países adicionales. Así se propagó la iniciativa a nivel mundial hasta que, desde el 2003, la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio, en conjunto a la Organización Mundial de la Salud (OMS), promueven actividades para prevenir el suicidio.
La metáfora del Vincent Van Gogh neerlandés con el pintor del oeste fusionados en el Vincent Van Gogh boricua es otra genialidad para abordar las historias dentro de la historia que se relatan en la pieza. Los desvaríos mentales del que se corta la oreja izquierda un 23 de diciembre de 1888, luego una discusión con el artista Paul Gaugin y del que se menciona que se suicidó en julio de 1890, -aunque también está la teoría del disparo en medio de una trifulca con los hermanos René y Gaston Secrétan- se evidencian en la obra, así como la pobreza en la que vivió y la ayuda recibida por su hermano Theo. Van Gogh fue un artista incomprendido por la sociedad de la época y cobró notoriedad gracias a la labor de su cuñada Johanna Gezina (Jo) Bonger quién creía en su talento y se las ingenió para dar a conocer su obra, cuando enviudó seis meses después del fallecimiento de Van Gogh. Las pinturas de su cuñado Van Gogh y el intercambio de cartas entre los hermanos fueron parte de la escasa herencia que supo cómo transformar su valor para la posteridad.
Los personajes de Naná y de Sien, ambos interpretados por Mariana Quiles-Fabián, despliegan exitosamente una cantidad de sensaciones en el espectador que llega a entender su comportamiento, las luchas internas y el valor a la vida. Además, hay que resaltar cómo Quiles-Fabián logró con acierto ejecutar escenas sexuales con pura sensualidad y un erotismo bien cuidado, que nuevamente, contó con los efectos de luces para un trabajo completamente artístico. El personaje de Naná, guarda relación con la Naná, la novena obra de las 20 que componen la serie Les Rougon-Macquart, publicada por Émile Zolá en 1880.
El desequilibrio emocional reflejado a través del diseño de luces y la música en segmentos que complementaron los parlamentos crearon una atmósfera ideal para transportar al espectador a vivirse las escenas. Un escenario sencillo, pero muy bien utilizado en ese formato del teatro experimental que mantiene a los actores maximizando cada parte del espacio.
En un final inesperado, Van Gogh, el que tenía miedo a morir de noche y buscaba razones para evitar suicidarse, termina reflexionando frente a su maestro Zola, en cómo no pudieron vivir bien y buscaban malas maneras para matarse. El Van Gogh boricua retoma algunos aspectos de la vida del neerlandés, con la clara referencia al sonido de los cuervos, como pintó en una de sus últimas piezas antes del disparo en el pecho que a los dos días culminó con la vida de uno de los artistas más geniales y menos comprendido durante su vida, pero que en la versión boricua hay un giro interesante que provoca reflexionar sobre la vida misma.
El libreto y la ejecución de los actores conectan con el público al punto que, hay personajes como Teresa Van Gogh (Adaluz Santos Hernández), quien logró incrementar el repudio de muchos de los que presentes que murmuraban lo que les provocaba su personaje. Inclusive, dicen que no hay papel pequeño para un gran actor y la pequeña actriz en potencia Rocío Ramos González con una escena y un parlamento logró quedarse en el recuerdo de la audiencia.
Una de las particularidades de la presentación de Morir de noche es que la filosofía social que tiene la Compañía Nacional de Teatro (CNT) del Instituto Tapia y Rivera facilita el acceso gratuito a ver la obra ya que “la cultura es un derecho de los pueblos y no es un privilegio del que pueda pagar un boleto” como expresó su presidente y director artístico, el dramaturgo Roberto Ramos Perea. Sin embargo, los que deseen realizar voluntariamente su aportación para que la CNT pueda seguir ofreciendo teatro de calidad de forma gratuita pueden comprar las publicaciones en el vestíbulo del Teatro Dra. Victoria Espinosa o dar un donativo por ATH Móvil (/Instituto Tapia) o entregar el donativo en efectivo a los ujieres.
Hay que destacar el trabajo de Israel Solla Rivera, que más allá de su estupenda interpretación de Émile Zola, también fue el encargado del diseño y realización de la escenografía, junto a Anthony Delgado, Ugoh y Carlos Piñero, que complementó muy bien con el vestuario y ambientación a cargo de Nelson Alvarado y todo el equipo técnico que apoyó a la productora ejecutiva Melissa Reyes Pérez.
Morir de Noche tuvo estuvo presentándose en el Teatro Victoria Espinosa el pasado fin de semana del 6 al 8 de septiembre y en este fin de semana, hoy, domingo, 15 de septiembre de 2024 es la última función a las 4:00 de la tarde. Apoyen el buen teatro.