Por: Amarilis Cintrón López-Historiadora
“La risa que te debo” de Alexis Valdés cumplió a cabalidad con las risas que le prometió a los puertorriqueños.
El Centro de Bellas Artes Luis A. Ferré de Santurce, Puerto Rico fue el lugar de encuentro de la fanaticada del cubano Alexis Valdés con su nueva propuesta de comedia “La risa que te debo”. Ante una sala de Festivales completamente llena, la primera de las dos presentaciones del fin de semana del 29 y 30 de junio de 2024, hubo risas y carcajadas constantes durante la hora y media de duración del espectáculo. Un sinfín de aplausos como respuesta a las ingeniosas combinaciones de palabras le dejaron saber al comediante y humorista lo mucho que estaban gozando con sus ocurrencias.
Hacer comedia inteligente es un reto que pocos logran con acierto. Por una parte, tiene que estar presente el sentido del humor, pero también hay que conocer del uso de las palabras y del acontecer diario de lo que transcurre en la sociedad para conformar un libreto que sea ameno y provoque el disfrute de la presentación. El utilizar como referente lo inmediato del presente y combinarlo con lo aprendido, dando una demostración del bagaje cultural, con un toque de picardía y doble sentido, sin caer en lo chabacano podría ser un resumen de la reciente propuesta de comedia que Alexis Valdés presentó en Puerto Rico.
A las 8:43 de la noche, apareció en el escenario Jorge Arronte, vestido en traje negro, peluca rosada y gafas oscuras que, con linterna en mano, fue guiándose en el camino hacia la ubicación del teclado al lado izquierdo del escenario. Una vez el pianista Jorge Arronte se sentó al teclado, tocó unas notas musicales y a los pocos segundos, la voz femenina, interpretada por Claudia Valdés se escuchó indicando “Maestro, maestro, le toca ya entrar”. El maestro le responde “Espérate a que pongan la luz”, que tiene de contra respuesta, “Maestro, es que no hay luz”, aludiendo al problema que acontece en Puerto Rico con los apagones constantes a consecuencia de la ineficiencia de LUMA Energy, que es el monopolio privado al que el gobierno le cedió la administración en la distribución y transmisión de energía en el archipiélago de Puerto Rico.
El pianista Jorge Arronte y Alexis Valdés interpretando a Cristinito Hernández
(Foto de Félix Guayciba)
De ese primer diálogo, tras bambalinas, comenzaron las risas por cómo se utilizó una realidad del Puerto Rico contemporáneo. LUMA Energy fue el primer tema con el que Alexis Valdés, personificando a Cristinito Hernández, inició la comedia. Aludiendo a que el estar sin luz “es culpa de LUMA”, Cristinito, pide que se la lleven al escenario para hablar con ella y cuando le advierten que LUMA es una empresa, “pues que la metan presa” fue la respuesta con la que se robó las primeras carcajadas y los aplausos al público.
Al explicar lo que significaban las siglas de LUMA, “Licenciados universales en meterte el apagón” rápido salieron las continuas carcajadas que se replicaron en la noche. Acto seguido, tomó su guitarra y compartió la primera de las parodias en que Cristinito demostró su destreza en el canto y en la composición de la letra con la que se vaciló a LUMA y cuestionó, de una manera divertida, los apagones que viven los puertorriqueños.
El tema de la comunidad LGBTTQI+ fue trabajado de una manera amena y luego de abordar cómo se debe dejar a la gente vivir con su identidad sexual, utilizó el tema “Yo no sé mañana” de Luis Enrique como punto de partida para seguir provocando risas a granel. El juego de palabras continuó con temas de la familia y esa combinación de elementos de la filosofía, de frases de pensadores y de términos que al traducirse cambian de contexto y su manera de contarlas provoca interminables risas.
“Mi papá se fue para Miami, esperando algún día poder llegar a los Estados Unidos” fue otro de los tantos ejemplos que quienes conocen la relación de los cubanos con la pequeña Habana se disfrutaron a carcajadas. El uso de la palabra manifiesta fue utilizado para otra divertida escena en que la repetición de la palabra y en análisis de las palabras que la integran también fueron protagonistas de risas entre el público. Cristinito dividió la palabra en “síbalas”: maní-fiesta. Del término maní, se las inventó con la canción “El manisero” de Moisés Simón Rodríguez, reconocido como Moisés Simons, “Caserita no te acuestes a dormir, sin comerte un cucurucho” y de ahí partió con que al cucurucho le están dando una connotación sexosa.
Su análisis de manifiesta no quedó ahí, cuando abordó la palabra en inglés de fiesta para decir que “si el party es en un hotel puede ser un Party Hilton”, como el nombre de la socialité estadounidense. De ese contexto pasó a que hay fiestas que no son cumpleaños, que son antes de que el niño nazca que se llaman “babyshower, por lo menos en los Estados Unidos, baby-niño/ shower-ducha, también está el que es ducho en la materia, que son inteligibles, que saben mucho, pero la materia ni se crea ni se distribuye, solamente se trastorna y este contraste movimiento.” Pasó a dividir movimiento: movi- es una película y miento es que no digo la verdad. Eso me lo enseñaron, en sexto grado se acaba la educación primaria, ¿quién fue la primaria?, la mujer del primate, la del mono erectus que fue el primer mono que se le subió el cucurucho” y así fue mostrando como conecta diversos temas sin perder el hilo conductor y provocando risas continuamente.
Cristinito Hernández recordó su clase de Matemáticas y preguntó «¿Cómo se llama la singatura aquella que era cuando los cuerpos se calientan, se chocan y se ruedan?» Se escuchó entre el público decir Física, y Cristinito, en su cambio silábico intencional dice: “esa misma, Sífica. La maestra de Sífica en Cuba preguntó: ¿Por qué el hombre no puede viajar a la velocidad de la luz?” y el muy ingenioso Cristinito, responde “Maestra, porque en este país se va la luz a la velocidad del cara&$ y no avisa”. En la tercera canción, se hace preguntas de cosas cotidianas que le merecieron los aplausos y el agradecimiento al público de Puerto Rico por el cariño que le estaban demostrando.
Nosotros vivíamos en una casa de dos plantas: una de mango y otra de mamey fue el preámbulo a otra escena jocosa en la que relata las relaciones de pareja en la que terminaron casados por la iglesia, “por ahí cerca, no dentro porque no teníamos dinero’; por la iglesia, como tres calles cerca”. Con los chistes alusivos al campo, jugó con las palabras relatando que, en una época de sequía, las vacas daban la leche en polvo o que su abuela tenía la azúcar alta y se volvió caramelo y tuvieron que enterrarla en un flan.
Claudia Valdés, la esposa de Alexis también tuvo una participación en el breve intermedio de la comedia “La risa que te debo”. Entre la presentación de Cristianito Hernández y la salida de Alexis Valdés, Claudia contó con una serie de “chistes malos, muy malos” como la propia Claudia los denomina, que no son tan malos nada por su forma de contarlos y por la risa contagiosa con la que logró hacer reír a la gente. “Un albino se perdió en el bosque y para llamarlo el padre dio dos disparos. Y claro, al pan pan y Albino vino” fue uno de los chistes que compartió en el escenario y que en su cuenta de Instagram claudiavaldesoficial tiene casi un millón de me gusta.
Claudia Valdés en su participación en el intermedio en la comedia «La risa que te debo» en el Centro de Bellas Artes de Santurce en su presentación del sábado, 29 de junio de 2024 en Puerto Rico.
(Foto de Félix Guayciba)
Luego de 43 minutos, comenzó la segunda parte de “La risa que te debo” en la que Alexis Valdés salió ataviado de negro con traje y sombrero. Cantando la frase “Yo me voy pa’ Borinquén”, rápido inició la parodia atemperada a la época de las elecciones. “Señores vamos a votar al candidato más bueno, que no es que te quede mal, es que te quite menos” que, entre las demás partes de la parodia, pareciera que ser un reflejo de lo que acontece en Puerto Rico.
Las situaciones de pareja, de la política, de la cotidianidad y de lo que vive el ser humano fueron algunos de los otros elementos a los que le supo sacar punta para cumplir con las risas que les debía a los puertorriqueños. Un divertido libreto permitió que casi no hubiese silencios porque abundaron las risas, las carcajadas y los aplausos.
Más que la cantidad de incontables risas que se escuchaban en la sala de festivales del Centro de Bellas Artes, por la manera en que utiliza su dominio de unir las palabras para hacer reír, Alexis Valdés también demostró sus dotes para poner a reflexionar al público con la importancia del amor. En la última parte de su presentación, Valdés se despidió con una narración destacando cómo los humanos son los náufragos en un barco que se llama la sociedad, cuyo timón: la ética, ha impedido que muchos llegaran a la Isla de la Felicidad, que no admite residentes permanentes, pero que hay muchos que siempre guardan la esperanza de llegar en el velero del amor que pasa y recoge a los pasajeros que creen en él.
Al finalizar la narración, el último tema acompañado del pianista Jorge Arronte y el propio Alexis tocando su guitarra estuvo dedicado a una interesante reflexión sobre la importancia del amor “que es por lo que vivimos” y que no se encuentra en las banalidades que hoy día la sociedad le da importancia. “Es el amor que das, es el amor, el que nos salvará, es el amor que compartimos, solo el amor, que es por lo que vivimos” fue parte del coro que la audiencia le acompañó a cantar.
“No puedo ir a Cuba, pero estoy en Puerto Rico” fue una de las frases de despedida antes de decirle lo mucho que quiere al público de la isla hermana a la suya. De las risas a un momento sublime, el público quedó satisfecho por la dosis de humor, risas y reflexión con las que Valdés cerró el último fin de semana de junio en una de las principales salas en la Isla Grande de Puerto Rico.