Hoy lunes, 2 de diciembre, se conmemoran 10 años del fallecimiento de Carlos “Topy” Mamery, una figura icónica de la industria del entretenimiento en Puerto Rico. Mamery, quien dejó un legado imborrable en la industria musical, televisiva y radial, falleció sorpresivamente en su hogar en 2014 debido a un infarto masivo.
Reconocido por su personalidad, visión empresarial y compromiso con el arte, Topy Mamery fue productor, mánager, promotor de conciertos y ejecutivo radial. Se desempeñó como vicepresidente y gerente general de SBS Puerto Rico y también tuvo una exitosa trayectoria como personalidad de televisión.
En televisión, brilló como juez del programa Idol Puerto Rico, donde cautivó al país con sus opiniones y como comentarista de temas políticos y sociales en Lo Sé Todo, donde logró una conexión única con el público puertorriqueño. Fue allí donde se consolidó como “La Voz del Pueblo”, convirtiéndose en una de las voces más influyentes del momento.
Mamery, hijo del respetado locutor puertorriqueño Gilbert Mamery, comenzó su carrera en la radio a los 15 años en Mayagüez y rápidamente se consolidó como una figura clave en la industria. Fue fundamental en la promoción de grandes artistas y eventos en la isla.
La muerte de Topy Mamery generó una inmediata y profunda reacción de tristeza y sorpresa en la isla, con declaraciones de grandes artistas locales e internacionales y un mensaje oficial del gobernador de Puerto Rico en aquel momento.
Su legado no solo perdura en la industria del entretenimiento, sino también en su constante deseo de ayudar a los demás. Este espíritu solidario sigue vivo hoy en día a través de “Voces, Fundación Topy Mamery”, fundación creada en su honor por sus hijas, Roxana y Tania Mamery. La fundación continúa trabajando para apoyar a la comunidad y promover los valores de generosidad y compromiso que Topy Mamery defendió durante su vida.
Hoy, a una década de su partida, su legado sigue vivo en el corazón de sus seres queridos, amigos y del público que tanto lo admiró. Carlos “Topy” Mamery no solo construyó una carrera ejemplar, sino que dejó una marca imborrable en la historia cultural de Puerto Rico.