Por: Amarilis Cintrón-López Historiadora
La fanaticada de Jorge Drexler esperó 958 días para una maravillosa velada, efectuada el pasado sábado, 6 de noviembre de 2022 en el Coca Cola Music Hall. Las torrenciales lluvias que hubo en Puerto Rico no impidieron que los asistentes llegaran a disfrutar del gran espectáculo que ofreció el cantautor uruguayo.
La simpatía de Drexler se hizo presente en cada momento de su presentación. Sabe muy bien conectar con el público a través de las historias que relata con las vivencias que utiliza de inspiración para componer sus letras. Hizo sentir a los asistentes parte de su espectáculo, al crear un ambiente íntimo con una escenografía minimalista que simulaba una hoja en blanco, acompañada de una luz muy tenue que ofreció una atmósfera acogedora para enfocarse en disfrutar su interpretación y los simbolismos de sus letras. Su propuesta musical ha sido bien recibida por los puertorriqueños al destacarse como un compositor interesante para descifrar por las metáforas que resaltan en sus letras.
Al escuchar la melodía que dejaba saber que “El plan maestro” sería la primera canción, se desató una ola de aplausos con el que recibieron a Drexler mientras se asomaba al escenario. Como todo se transforma con la tinta y con el tiempo, lo que sería un concierto individual hace 958 días atrás, se convirtió en una presentación en la que llegó a Puerto Rico acompañado de la banda con la que grabó su nueva producción discográfica Tinta y tiempo. El espectáculo integró canciones de sus 30 años de trayectoria con las que se dio a conocer en sus inicios hasta las más recientes y que fueron muy coreadas por el público. Deseo, Corazón impar, Cinturón blanco, Me haces bien, Fusión, Bendito desconcierto, Inoportuna, Era de amar, ¡Oh, algoritmo!, tema que trata sobre el libre albedrío en colaboración de Noga Erez, junto a Salvapantallas y Asilo formaron parte del repertorio antes de relatar la historia detrás que motivó la letra de Tinta y tiempo.
En el proceso de creación de la escritura ocurren estancamientos en los que las letras no afloran con la fluidez que se desea. Como parte de su anécdota, expresó cómo se sintió al componer las 10 canciones que integran su último disco. En su atinado comentario, propuso ganar las batallas cuando se pasa mucho tiempo frente a la hoja en blanco y no se logra usar la tinta para transcribir las letras que deben llenar el folio. Expresó que escribía mucho, pero estaba insatisfecho con lo que producía y Tinta y tiempo es su propuesta para dejar que las letras surjan como nacen porque no van a quedar talladas en granito. Exhortó a soltar al viento y fluir lo que no está en control de la persona, “porque ese control da una sensación de seguridad, pero también es muy opresivo.” Esa especie de terapia psicológica con la que presentó Tinta y tiempo fue aplaudida por la audiencia que se identificó con el importante mensaje que compartió.
Las siguientes canciones de la primera parte del concierto fueron El día que estrenaste el mundo, para la cual nos sorprendió con la pianista Meritxell Neddermann tocando un teclado que no sonaba porque operaba con el sonido de la voz de Drexler que Neddermann procesaba con sus dedos en el teclado. El efecto utilizado para cantar una canción tan especial le dio un valor añadido a esa hermosa letra que registra la importancia de tomar una fotografía de momentos importantes de la vida. Un fanático le gritó Noctiluca, momento que aprovechó para integrarla en el repertorio y contó que está dedicada a su hijo Luca, que nació dos años después de escrita la canción. Cantó La milonga del moro judío, antes de tener un espacio para resaltar detalles de Puerto Rico.
Jorge Drexler destacó que Puerto Rico ha tomado por asalto el mundo de la música y describió lo impresionante que es que en todo el mundo suene a la música de Puerto Rico. Resaltó que en el idioma español no había habido un avance de un género musical para que el español llegara a tantos lugares del mundo como ocurre con los géneros musicales inventados en Puerto Rico. Acto seguido, mostró su sentido empatía con las circunstancias que ha padecido la Isla en el pasado lustro (huracanes, terremotos y pandemia) al interpretar Lamento Borincano del reconocido Rafael Hernández Marín. Le acompañó la melodiosa voz de Alana Sinkëy. Luego, prosiguió con Duermevela y para la interpretación de Movimiento le regaló al ritmo de barrileras puertorriqueñas una exquisita presentación que un público aplaudió, totalmente de pie.
La falsa salida la realizó con Silencio, pero antes le dejó saber al público que estarían unos días disfrutando el conocer Puerto Rico y que esperaban regresar antes de 958 días. Una vez terminó Silencio, el alboroto de la gente pidiendo otra canción. Tocarte al ritmo de los tambores fue una acertada combinación en la que Drexler cautivó integrando unos pasos de baile sobre el escenario. El elogio a las telecomunicaciones, para acercar las personas distantes geográficamente, llegó con Telefonía, a la que le siguió La guerrilla de la Concordia en la que el público lo acompañó al cantar sus frases “armémonos de valor, amar es cosa de valientes”.
Justamente, a las 11:51 de la noche, la euforia continuaba y las voces del público se confundían con la voz de Drexler al interpretar la reconocida composición Todo se transforma, uno de los éxitos que lo dieron a conocer en Puerto Rico hace más de una década atrás. A las 12 de la media noche, ante un auditorio totalmente de pie, haciendo uso de una parte del estribillo de Amor al arte para realizar la introducción al tema, enfatizó “cobra lo que tengas que cobrar, pero hazlo por amor al arte, porque nosotros vivimos de esto y luego [la canción] dice, no confundas precio con valor”. Nuevamente las barrileras lo acompañaron para cerrar con broche de oro el concierto al son de Bailar en la cueva.
Entre las anécdotas sobre su primera producción musical d 1992, relató que solamente vendió 33 copias, de las cuales 31 las había vendido él a sus familiares y amigos. Sin embargo, reconoció que hubo 2 personas que compraron su producción y lo inspiraron a seguir con su sueño de cambiar la medicina por la música y su patria para hacer carrera musical en España. Los integrantes de la banda que le acompañaron, quienes también tienen sus proyectos musicales independientes, sonaron estupendos bajo la dirección musical de Javier Calequi (guitarrista), Meritxell Neddermann (teclado), Miriam Latrece y Alana Sinkëy (voz), Borja Barrueta (batería) quién lo lleva acompañando por 17 años y por último, Carles «Campi» Campón (bajista y voz) quién fue el productor del disco. La producción del concierto de Tinta y tiempo en Puerto Rico estuvo a cargo de Re: Create Group, Inc. El encuentro con Drexler, después de 958 días de espera, se convirtió en una buena manera para celebrar sus tres décadas de compartir letras con sentido, inspiradas en las historias de la vida misma.