Cosa Nuestra de Rauw Alejandro quedará plasmado por siempre en la historia del  Choli

(Foto de Félix Nieves)

Reseña: Yadira Maldonado Guindín

Rauw Alejandro se presentó en un espectáculo sin presidentes dejando claro porque es uno de los artistas más innovadores y completos, con su gira Cosa Nuestra en el Coliseo de Puerto Rico.  La histórica serie de cuatro funciones completamente vendidas, no fueron simplemente un concierto; fueron una producción de múltiples dimensiones, una obra artística que combinó: música, teatro, baile, cine y una poderosa exaltación de la cultura puertorriqueña.

La producción, a cargo del visionario Paco López, llevó al público por un recorrido que narró la trayectoria musical de Rauw desde sus comienzos hasta su consagración global.  A través de visuales, escenas cargadas de simbolismo y una narrativa coherente el espectáculo se convirtió en una especie de musical en vivo que celebró su evolución como artista. 

La versatilidad de Rauw Alejandro brilló en cada faceta del espectáculo. Su dominio del baile no es sorpresa, pero esta vez lo llevó a otro nivel, con coreografías que cruzaron fronteras de estilos desde  lo contemporáneo y lo urbano. En cuanto a los géneros musicales, Rauw se movió con fluidez entre el reguetón, el trap, el pop, el R&B, la electrónica e incluso la salsa, confirmando que no hay límites creativos para él.

Uno de los elementos más llamativos de la noche fue la apuesta por la moda como parte integral de la experiencia artística. Rauw desfiló múltiples cambios de vestuario con los cuales lució impecable con cada uno de ellos.  ada atuendo contaba su propia historia y elevaba la narrativa escénica. La creatividad en su vestimenta superó toda expectativa y reafirmó su estatus como ícono del estilo.

El espectáculo Cosa Nuestra se sintió como un musical de Broadway, con una producción que cuidó cada detalle al nivel de una gran obra teatral. Los actos estaban claramente estructurados, con introducciones narradas, transiciones escénicas fluidas y una cohesión visual que hacía sentir al público que estaba dentro de una historia viva. Fue un despliegue de dirección artística al más alto nivel.

El escenario también fue testigo de colaboraciones explosivas. Omar Courtz se unió a Rauw, desatando una ola de energía entre el público. Más tarde, el icónico dúo Alexis y Fido hizo vibrar el Coliseo.  Finalmente, Latin Mafia trajo su vibra alternativa para interpretar junto a Rauw el tema “G”, una fusión que mostró una vez más su interés por romper moldes y explorar nuevas alianzas musicales.

La cultura puertorriqueña fue exaltada con una fuerza conmovedora a lo largo del espectáculo. La bomba y la plena se integraron con ritmos modernos, acompañadas de visuales de paisajes boricuas, símbolos afrocaribeños, vestuarios típicos y movimientos que conectaron el presente urbano con las raíces ancestrales de la Isla. Fue un recordatorio de que Rauw lleva a Puerto Rico tatuado en el alma.

Cada segmento del show fue cuidadosamente diseñado para sorprender. El uso de plataformas, pantallas LED que envolvían el escenario, pirotecnia sincronizada con los beats,  y efectos visuales, lograron que cada canción se sintiera como una escena independiente, pero cohesionada dentro de una gran narrativa escénica.

Uno de los momentos más emotivos fue cuando Rauw interpretó temas icónicos de su carrera como Todo de Ti, 2/Catorce y Desenfocao”, recibiendo ovaciones masivas. La audiencia, entregada desde el primer segundo, cantó, bailó y se dejó llevar por una ola de emociones que conectaban con cada etapa del artista.

El talento del equipo detrás del espectáculo también merece mención especial. Desde los bailarines que acompañaron con precisión cada movimiento, hasta los técnicos de luces y sonido que hicieron posible una experiencia envolvente y vibrante, Cosa Nuestra fue el resultado de un esfuerzo colectivo que elevó la vara de lo que puede ofrecer un concierto en Puerto Rico.

Cosa Nuestra fue una experiencia transformadora. Rauw Alejandro no solo ofreció un concierto, sino una declaración de identidad, arte y poder creativo. Fue una noche donde el Coliseo se convirtió en un templo cultural, en un escenario donde la historia y el futuro se abrazaron con música, pasión y excelencia. Sin duda, un espectáculo que pasará a la historia de los conciertos que se han celebrado en el Choli.

(Fotos de Félix Nieves)

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