Reseña por: Yadira Maldonado Guindín
Jerry Rivera cumplió uno de sus sueños más preciados al presentarse por primera vez y con un sold out en el Coliseo de Puerto Rico, marcando un hito en su carrera al celebrar 35 años de trayectoria. El Bebé de la Salsa no solo ofreció un concierto cargado de emociones, sino que dejó claro que su conexión con el público puertorriqueño sigue siendo tan fuerte como siempre.
La impecable producción de Paco López para No Limit Entertainment, brindó un espectáculo que se destacó tanto por su calidad técnica como por la energía vibrante del artista y su audiencia. La producción contó con una pantalla que cubría a 180 grados el escenario principal, complementada por pequeñas pantallas superiores que ofrecían dinamismo y profundidad a la escenografía. La iluminación sincronizada y los efectos especiales sumaron un toque extraordinario a la presentación de este recorrido musical por la carrera de Jerry Rivera.
El concierto arrancó con una explosión de nostalgia al ritmo de sus clásicos “Dime tú”, “Esa niña” y “Nada sin ti”. Desde el primer momento, la audiencia se mostró eufórica, a tal punto que muchos permanecieron de pie durante toda la noche coreando cada una de las canciones con pasión.
Uno de los grandes momentos de la noche llegó con el cuarto tema, el icónico “Cara de niño”, que desató una oleada de emoción en el público. La energía del Coliseo alcanzó un nivel impresionante mientras Jerry interpretaba uno de los mayores éxitos de su carrera, demostrando por qué se ha ganado un lugar indiscutible en la historia de la salsa.
Para añadir aún más emoción, Jerry sorprendió a los presentes al invitar a Luis Enrique, para juntos interpretar “Tú no le amas, le temes”. La química entre ambos artistas fue palpable y los asistentes no pudieron contener su euforia ante este momento único.
Demostrando la versatilidad de su espectáculo, Rivera sorprendió al público al incluir una orquesta sinfónica en la tarima superior del centro del escenario para interpretar varios temas entre ellos su éxito “Ese”. Esta combinación entre la salsa y los arreglos sinfónicos ofreció un matiz especial y romántico reafirmando su versatilidad como artista.
El segundo invitado de la noche lo fue Farruko, quien se unió a Jerry para interpretar el clásico “Qué hay de malo”. Este inesperado dúo resaltó la habilidad de Rivera para unir generaciones a través de su música y Farruko no tardó en elogiar al salsero por su legado.
El concierto continuó con una energía arrolladora ante la llegada de Elvis Crespo, siendo este el último invitado de la noche. Juntos, interpretaron “Nuestra canción”, haciendo vibrar el Coliseo como nunca antes. Crespo permaneció en el escenario para regalar al público sus éxitos “Suavemente” y “Tu sonrisa”, mientras Jerry aprovechaba para realizar su último cambio de vestuario.
Para continuar demostrando la dedicación del artista para este espectáculo, indiscutiblemente la integración de la inteligencia artificial fue otro de los factores que marcó la noche. Esta tecnología nos regaló un momento nostálgico y especial desde la pantalla central del escenario con la proyección de un video que presentó al fenecido compositor Lalo Rodríguez junto a Jerry Rivera interpretando su colaboración musical “Desilusión”.
Luego de este gran momento Jerry regresó al escenario para interpretar dos de sus temas más emblemáticos, “Casi un hechizo” y “Amores como el nuestro” dándole un cierre perfecto a una noche que quedará grabada en la memoria de todos los presentes.
En este emblemático concierto Jerry Rivera no solo celebró 35 años exitosos de trayectoria musical , sino que también reafirmó su impacto en el género de la salsa y su capacidad en trascendera generaciones de fanáticos. Fue una noche donde la música, una producción impecable y el cariño del público se unieron para hacer historia en el primer Coliseo de Puerto Rico para el artista.